sábado, 21 de julio de 2012

REGADÍOS EN CABEZO DE TORRES EN LA EDAD MEDIA


REGADÍOS EN CABEZO DE TORRES EN LA EDAD MEDIA

Al pie del cerro denominado Cabezo de Abajo sobre el que se alzan los restos del Castillo de Cabezo de Torres, en dirección N, existe otra gran estructura rectangular de 90 X 78 m. con un grosor de muro de 2’30 m. Se trata de un gran estanque, o albercón, de origen musulmán del que parte de sus sólidos muros de tapial, construidos con las técnicas propias de los alarifes musulmanes de al-Andalus hacia principios del S. XII,  han sido reutilizados para la construcción del molino Armero que según consta en escritura pública, data del 23 de febrero de 1608.
La presencia de la gran alberca o albercón, bajo el Molino Armero parece indicar que la finalidad principal del Castillo de Cabezo de Torres no sólo fuese de carácter defensivo o militar, sino más bien una especie de almunia.
Este embalse de Cabezo de Torres, que aparece con nitidez en las fotografías aéreas antiguas, se halla estratégicamente ubicado entre dos elevaciones que conforman la actual población de Cabezo de Torres: una de ellas formada por el Cabezo de la Cruz y el de los Almendreros y la otra la del ya citado Cabezo de Abajo. Esta situación le permitiría irrigar los terrenos a ambos lados del cerro más meridional, en el que se hallan los restos descritos. La alimentación del albercón posiblemente se efectuaba a partir de la Rambla del Carmen, que todavía en la actualidad discurre en sentido N-S, muy próxima al embalse por su lado oriental.
En la actualidad esta zona de huerta es irrigada directamente por la acequia Vieja de Churra, que desde el W enlaza con el extremo NE del albercón, dos de cuyos muros son aprovechados como lados de la propia acequia. Esto parece indicar que dicha acequia es cronológicamente posterior al albercón y sus regadíos anexos, y que esta gran alberca probablemente quedaría en desuso con motivo de la excavación de la acequia Vieja de Churra.
Las fotografías aéreas también revelan una peculiar disposición del parcelario en una zona adyacente al cerro y que se prolonga en dirección S, hasta la senda de Granada, extendiéndose unos 100 metros a cada lado de la Rambla del Carmen. La disposición de los bancales en este área, que no coincide exactamente con la orientación del trazado ortogonal de la comarca a su alrededor, bien podría estar indicando la extensión de las tierras cultivadas a partir de las aguas de la rambla y el albercón, muchos años antes de que construyeran la acequia Vieja de Churra, que en la actualidad las irriga.
El empleo de estos grandes albercones carece de sentido en zonas regularmente surtidas de agua por una red de acequias como la de la huerta de Murcia que se nutre del caudal medianamente estable que se recoge en la Contrapasada. De hecho en la huerta nunca se han empleado grandes cisternas para el almacenaje de agua destinada al regadío. Así pues estos embalses son indicativos de la voluntad de acumular agua a partir de aportaciones irregulares que no permitirían hacer uso de ellas a voluntad como las acequias: éste podría ser el caso de la rambla. Por tanto parece que dichos embalses fosilizan un sistema de regadío en esta zona anterior al trazado de la red de acequias y que precisamente la excavación de los canales de riego motivo su abandono.
No sólo el Castillo de Cabezo de Torres tiene su albercón; también los vecinos castillos del Castillejo y de Larache, ambos en Monteagudo, tienen sus correspondientes albercas.
Actualmente no existe rambla alguna en las proximidades de los embalse de Larache y Castillejo, sin embargo, si observamos detenidamente el parcelario en la fotografía aérea, podemos apreciar claramente cómo éste indica la existencia de una rambla antigua, hoy desaparecida, que penetra en la vega desde el norte y tras dibujar dos meandros pasa al pie del cerro del castillo de Larache por su lado oriental. Esta rambla continúa hacia el Sur bordeando por el W el cabezo del Castillejo y el del Castillo de Monteagudo para desaparecer a la altura de la actual población. Probablemente moría en el almarjal de Monteagudo, cuya existencia todavía a comienzos del siglo XIV está documentada en el “Libro de la Caza”  del Infante D. Juan Manuel (p.580).
Actualmente las ruinas del castillo y del albercón de Cabezo de Torres están bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.



Juan Vivancos Antón
CRONISTA OFICIAL DE CABEZO DE TORRES


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Artículo publicado en el diario La Opinión, el sábado 21 de julio de 2012, en la edición de Murcia, sección “El lugarico”, página 8.

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