sábado, 17 de abril de 2010

EL LIENZO

Sintiéndome artista,
bohemio o mejor pintor,
cuando tu sonrisa
dejaba escapar palabras,
que ávidos mis ojos escuchaban,
transformé aquellas palabras
en sutiles pinceladas
plasmadas sobre un inmaculado lienzo.


Los tímidos pinceles,
al principio en inseguras manos,
fueron descubriendo nuevas perspectivas,
realizando seguros trazos,
dando precisos toques.


A cada nueva pincelada,
gastábamos algo de nuestro pasado
quedando al fin,
sólo el presente.
Líneas maestras de un futuro común.


Cuando nuestras pinceladas
se rozaban sobre el lienzo,
no se superponían,
no anulaban la una a la otra.
Se transformaban en tonos inéditos
fundidos en un crisol.
La magia de los colores
despertaban sensaciones
nunca imaginadas.


Abrimos puertas y ventanas
para que con su luz
la realidad
iluminase sin engaños
los matices claroscuros
que ambos
plasmábamos sobre la tela.


Poco a poco,
iba tomando forma
aquel cuadro.


Era el testimonio
de dos almas
que no se miraron la una a la otra
si no que ambas miraron
en una misma dirección.


(Poema incluido en mi próximo libro "El Duende de las Letras"

1 comentario:

Mario Boville dijo...

Olé!

muy bueno ese guiño a saint-exupery al final...