domingo, 21 de marzo de 2010

LAS FIESTAS PATRONALES DE CABEZO DE TORRES.




LAS FIESTAS PATRONALES DE CABEZO DE TORRES.

Dos puntales son la base de las actuales Fiestas Patronales que celebramos en Cabezo de Torres en honor de Nuestra Señora la Virgen de Las Lágrimas: La institución de los Mayordomos de la Virgen y la Procesión de la Virgen de Los Dolores en Cuaresma.
Los Mayordomos nacen en Cabezo de Torres hacia 1880 en la época en que D. Antonio Blanco era el cura encargado de la ermita de Cabezo de Torres. Dicha ermita estaba erigida bajo la advocación de la Virgen de Los Dolores, más conocida como Virgen de las Lágrimas. La ermita dependía de la Iglesia Parroquial de Espinardo y estaba en donde hoy se levanta la Iglesia Parroquial de Cabezo de Torres.
En un principio se nombraron los mayordomos de la Virgen. Más tarde, en 1885, con motivo de la creación de una Rectoría en la pequeña ermita, el cura rector don Francisco Vicente de la Cruz, afianzó la institución de los Mayordomos de la Virgen y creó la de los Mayordomos de las Ánimas. A estas instituciones se les encomendaban el cuidar del culto a la Patrona y a la Ánimas.
Los Mayordomos de la Virgen siempre tuvieron más importancia que los Mayordomos de las Ánimas. Sin embargo los Mayordomos de las Ánimas poseían una fuerte baza de popularidad gracias a las Campanas de los Auroros. Pero su música no dejaba de ser una música triste, y su entorno muy serio. Por eso, la gente parecía inclinarse más hacia los Mayordomos de la Virgen.
Había que cuidar de la ermita y de la Virgen durante un año y los Mayordomos de la Virgen necesitaban dinero. Y para sacar el dinero, mucha imaginación. Y la forma más sencilla de hacerlo era el baile. Estos bailes adquirieron un sentido festivo extraordinario en las tres fechas señaladas para su celebración: el primer día de Pascua, el día de Año Nuevo y el día de Reyes.
Se bailaban las clásicas malagueñas, acompañadas por guitarras, laúdes y bandurrias, a la puerta de la Iglesia y se les llamaba Bailes de Rifa, aunque en realidad no había rifas, sino pujas. Había pujas para bailar con una determinada moza y los novios pujaban para que sus novias no saliesen a la puja, mientras que los solteros, para poner en aprieto al novio, pujaban más alto. Algunos tipos graciosos del pueblo eran objeto de puja, pues hacían las delicias de la gente al verlos bailar con torpeza. Los mayordomos se movían entre el público y daban consignas para que la puja no decayese. Todo era alegría y buen humor, todas las bromas se soportaban y el pueblo lo pasaba en grande. Aquello era una gran fiesta a la que acudían también los vendedores de dulces que ponían sus puestecillos en cualquier rincón.
La institución de las Fiestas de la Virgen tuvo lugar en el año 1915. Eran mayordomos don José Muñoz García y don José Sabater Serrano. Como cura Rector de Cabezo de Torres figuraba don José Hernández Ruiz quien propuso la idea de celebrar una fiesta para honrar a la Patrona. Hasta aquellas fechas tan sólo se hacía la procesión del Viernes de Dolores.
Se congregó a una junta de vecinos y vieron las dificultades que esto entrañaba, pero acabaron poniendo en pie la celebración de las primeras Fiestas de la Virgen de Las Lágrimas, escogiendo como fecha el día 15 de septiembre, festividad de la Virgen de Los Dolores y teniendo como duración una semana. A partir de entonces una comisión de vecinos ayudaba a los mayordomos en la organización de las fiestas.
Las Fiestas Patronales de aquel primer año fueron amenizadas por la Banda de Música local dirigida por el maestro Indalecio que actuaban en las verbenas y ponían música durante el novenario. A los festejos ya conocidos se unió alguna vez una carrera de cintas a caballo.
Los mayordomos hasta 1920 fueron siempre dos hasta que D. Antonio Valverde, en ese año, nombro cuatro. Tenía una razón de ser, pues las fiestas ya llevaban unos años de andadura y el trabajo de organizarlas era cada vez mayor. Con la importancia que fueron tomando los festejos en los años siguientes, fue necesario ampliar el número de mayordomos a seis, que se nombraban el día de la Purísima. Estos mayordomos recorrían el pueblo en Navidad pidiendo el “aguilando” con músicos y cantores para recoger fondos.
Hasta 1953 dentro del programa de festejos se incluía el “reparto de pan a los pobres”. A juzgar por lo que cuentan los más viejos eran muchos los kilos de pan repartidos.
En 1959 un escritor anónimo escribía sobre nuestras fiestas: “Tener que hacer un análisis de los festejos cívicos que aquí se celebran, resulta a veces de una mayor dificultad de lo que a primera vista pudiera parecer, porque aquí cada año se nos ofrecen cosas nuevas. Existen indudablemente festejos que ya vienen siendo tradicionales, de los cuales no se puede prescindir sin caer en falta. Me estoy refiriendo a la iluminación, y adorno con papelillos y faroles de verbena, de la plaza y calles centrales del pueblo. A la contratación de la mejor banda de música de la región, para que su actuación, en el ferial o en el cine, alegre los atardeceres. A las clásica carreras de bicicletas con cintas y a las atracciones populares: cucañas, carreras de sacos, juegos sorpresa, etc. A la proyección en las pantallas cinematográficas de los estrenos más sensacionales de la temporada. A los pasacalles de las bandas, acompañadas de un derroche sin par de cohetes y tracas. A la actuación de las masas corales del pueblo que no a muchos años fueron premiadas en concursos nacionales. Al disparo de un castillo de fuego de artificio.…
Pero esto no es todo, siempre queda la sorpresa. Son esos números del programa que los mayordomos nos van ofreciendo como novedades, para deleite de unos, entusiasmo de otros y quebraderos de cabeza para los que vengan.
Uno año nos instalan una tómbola; otro nos sorprenden con la edición de un magnífico folleto con el programa de fiestas, otro con carreras de motos, otros con la instalación de nuevas atracciones en el ferial, otros con el arreglo de las calles por donde ha de pasar la procesión, y tantas y tantas novedades que al final completan una de las fiestas más atrayentes y sugestivas que, a los aquí nacidos y forasteros, se puede ofrecer.”
A partir de 1970 desaparecieron los mayordomos y se creó una Comisión de Festejos. Dicha Comisión, entonces estaba presidida por el Alcalde Pedáneo, y se encarga de las Fiestas. A pesar de la desaparición de la figura de los mayordomos, aún hoy en día a los miembros de las comisiones de fiestas se les llama popularmente “mayordomos de las fiestas”.
A principios de los años setenta del pasado siglo las Fiestas Patronales de Cabezo de Torres se convierten en la referencia para los demás pueblos de los alrededores por el gran número de atracciones como por la calidad de los artistas que acuden a su escenario. Las Comisiones de Fiestas asesan diversas formas de recaudar fondos, además de la petición por las casas, la venta de lotería en navidad, rifas y la elaboración de un libro de anuncios de empresas. Durante tres décadas las sucesivas Comisiones de Fiestas mantienen un ritmo frenético poniendo el listón cada vez más alto.
En la década de 1990 las Fiestas Patronales en nuestra pedanía van perdiendo su auge y cada año se puede apreciar su decaimiento. Este bajón tiene entre otros varios, dos motivos principales. Por un lado el auge del Carnaval de Cabezo de Torres, en el que nuestra población se vuelca totalmente. Por otro lado el sistema de elección de los miembros de las futuras comisiones de fiestas; se eligen a quines menos gusta la fiesta, o a los más reacios a la celebración de la misma.
“Con la llegada del nuevo milenio, los gustos y necesidades de ocio de los vecinos de Cabezo de Torres van cambiando progresivamente hasta llegar a la actualidad en donde queda patente la necesidad de buscar nuevos horizontes para la celebración de las Fiestas Patronales de nuestra pedanía. Hay que buscar nuevos métodos de recaudación para los actos, programar actividades en las que se vuelva a la participación masiva de la población en los actos tanto litúrgicos como cívicos. La tarea no es fácil, pero seguro que Cabezo de Torres, como siempre ha hecho en todas las empresas que ha tenido que acometer como colectivo, también en esta ocasión sabrá encontrar soluciones a estas nuevas necesidades impuestas por el ritmo de vida que llevamos. Y pronto, muy pronto, volverá a ser punto de referencia de todos los pueblos de alrededor”. Estas palabras fueron pronunciadas, por quien suscribe este texto, durante el “Pregón de las Fiestas Patronales de 2006 de Cabezo de Torres”.
Y los hechos parecen querer dar por buenas las mismas, pues tras las fiestas del citado año 2006, se presenta un grupo de voluntarios para formar la “Comisión de Fiestas Patronales de Cabezo de Torres”.
En la nueva Comisión de Fiestas están representadas las instituciones y colectivos más importantes de nuestra pedanía. Casi todos los miembros ya han sido con anterioridad a alguna comisión, de las décadas de los 70 y los 80. Son amigos y forman un grupo bastante compensado que pueden volver a instaurar el prestigio y esplendor en las Fiestas Patronales en Cabezo de Torres.
Este colectivo nace con la intención de celebrar no sólo las Fiestas del año 2007, sino que se comprometen a la realización de las mismas durante cinco años, con el fin de evitar hacer unas fiestas estupendas en este año y que el próximo vuelva la desidia.
Cualquier miembro de la Comisión de Fiestas puede dejar de formar parte de la misma, con la única condición de traer a alguien, también voluntario, que ocupe su lugar.
Remato este breve artículo sobre la historia las Fiestas Patronales de Cabezo de Torres con un consejo: “Durante esta semana de fiestas intentar olvidar vuestras preocupaciones y quehaceres cotidianos. Dad rienda suelta a la alegría pues las Fiestas son pocos días y hay que aprovechar cada minuto, aunque noche festiva en Cabezo de Torres vale por semana entera. Pero hacedlo con espíritu de sana convivencia, armonía y mutuo respeto, y con la hospitalidad que tradicionalmente nos ha caracterizado. Y tener presente que el verdadero éxito de las fiestas no depende tanto de la categoría de los artistas y los espectáculos programados, como del espíritu con que participemos en los actos cívicos y religiosos”.




Juan Vivancos Antón
CRONISTA OFICIAL DE CABEZO DE TORRES


Artículo publicado en el Libro de Fiesta Patronales de Cabezo de Torres 2007

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